La catarata es la opacidad, parcial o total, de la lente natural del ojo la cual es responsable de enfocar la visión de cerca y de lejos.

El síntoma predominante es la disminución progresiva de la visión y la misma puede ser congénita o adquirida. La catarata afecta a casi la mitad de la población mundial mayor de 65 años y se estima que en todo el mundo cerca de 160 millones de personas tienen esta enfermedad que es la principal causa de ceguera evitable.

Los desprendimientos de retina no tienen una única causa, aunque en la mayoría de los casos el humor vítreo es el responsable de la lesión. A menudo los desprendimientos son precedidos por agujeros o desgarros retinianos cuyos síntomas son destellos luminosos.

El estrabismo es la desviación del alineamiento de un ojo en relación al otro, impidiendo la fijación bifoveolar. Esto impide fijar la mirada de ambos ojos al mismo punto del espacio, lo que ocasiona una visión binocular incorrecta que puede afectar adversamente a la percepción de la profundidad.

La variación en la presión ocular con daño en el nervio óptico, responsable de unir al ojo con el cerebro, se denomina glaucoma. El diagnóstico precoz puede preservar la visión del ojo con glaucoma. Generalmente no hay dolor si existe aumento de la presión ocular, por tal motivo es conveniente controlar la misma en cada consulta. Cuando la patología es prácticamente irreversible recién ahí el paciente se da cuenta que no ve correctamente y ya la visión perdida no es recuperable.

En algunos casos el glaucoma puede ser hereditario, es por esto que es muy importante consultar periódicamente al oftalmólogo y ponerlo en conocimiento.

La mácula se ve afectada y debido a su ubicación, la zona central de la retina, genera disminución de la agudeza visual central. Es decir, el paciente pierde mayormente la capacidad de leer y ver centralmente

pero no sufre ninguna pérdida de la visión periférica. Hombres y mujeres mayores de 40 años tienen una mayor predisposición a contraer esta patología.

La miopía es uno de los errores refractivos más comunes que afectan a la visión a distancia. La miopía se produce porque la imagen visual no está enfocada directamente sobre la retina sino delante de ésta.

El problema puede ser causado porque el ojo es grande o la córnea, a pesar de ser pareja en sus ejes, sea muy curva. Para aquellos pacientes con miopía, los objetos distantes se ven borrosos pero logran muy buena visión de cerca. La miopía puede ser estacionaria o progresiva y los síntomas más evidentes son la dificultad para identificar los objetos a distancia, ver películas, manejar y otras tantas.

Son pequeñas opacidades (fluctuaciones) que se forman en la (sustancia gelatinosa transparente que llena el globo ocular) vítreo y percibidas como manchas, nubes, puntos o telarañas. En la mayoría de los casos, las fluctuaciones son células que se agrupan y de poca importancia. Puede aparecer y desaparecer, y en general, el paciente aprende a vivir y tolerar la misma y cuando sea necesario hace que los movimientos del ojo y hacia los lados, arriba y abajo, causando fluctuaciones dejan su campo visual.

Es una alteración en la curvatura de la córnea. Esta toma una forma cónica y se afina lo que genera visión borrosa y distorsionada haciendo que en corto tiempo la refracción del paciente puede cambiar significativamente.

Es una complicación ocular derivada de la diabetes que está causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que estos sufran una fuga de líquido o sangre. Si la enfermedad avanza se forman nuevos vasos sanguíneos y prolifera el tejido fibroso en la retina, lo que hace que la visión se deteriore ya que la imagen enviada al cerebro se hace borrosa.

Esta patología afecta a la mácula causando una molestia visual. En general afecta a hombres de entre 20 y 40 años y es consecuencia de la aparición de líquido en el interior de la retina que hace que esta se eleve y se desplazase del foco de la región central.