1. Mirar a lo lejos
Hacerlo de esta manera nos permite anticiparnos a todo lo que pueda suceder por delante de nosotros y tener un valioso tiempo de reacción extra para evitar un accidente. 

2. Barridos visuales (de lado a lado)
Éstos realizados de manera transversales (de lado a lado) y longitudinales (desde cerca hacia más lejos) son imprescindibles para tener un completo panorama desde la subjetiva del conductor.
Dependiendo de dónde nos encontremos (calle, ruta, autopista) este barrido se realizará de una u otra forma.
En ciudad no es necesario mirar tan lejos y los barridos longitudinales se reducen y acortan.

3. Visión periférica
La visión periférica es la habilidad de captar y reconocer la información o movimiento que se desarrolla alrededor del objeto o punto sobre el que hemos fijado la visión.
Con la visión periférica no vemos los objetos que aparecen en los extremos de nuestro campo visual enfocados y definidos pero sí podemos percibir que ahí sucede algo que llama nuestra atención. A partir de ese momento se suele tardar 0,5 segundos en enfocar esa situación, evaluarla y tomar una decisión.

4. El “efecto túnel”
En estático el campo visual es de 120º, en movimiento el denominado campo de visión cinético va reduciéndose con la velocidad. Por ejemplo, a 65 km/h se reduce hasta los 70 grados, mientras que a 100 km/h el campo de visión baja hasta solo 42°. A partir de 130 km/h, comienza a parecer el efecto túnel, pues con solo 30º de visión, es como si a nuestros lados solo hubiera paredes negras.

5. Dirigirse hacia donde se mira
En momentos de tensión tendemos instintivamente a dirigir nuestro vehículo justo hacia el lugar al que apuntamos la vista. Por lo general ese lugar suele ser el más peligroso: por ejemplo, el coche que se ha cruzado en nuestro camino y contra el que vamos a chocarnos.
Al volante hay que ser conscientes de este fenómeno, y tener la mente fría para dirigir la vista, y nuestro vehículo, hacia los puntos de escape de una situación de peligro.

6.  Evaluar el contexto
Conducir de forma segura implica evaluar constantemente todo lo que nos rodea para detectar posibles amenazas y estar prevenido frente a ellas: el asfalto (agua, baches), zonas de alta tránsito, vallas publicitarias.

7. Ver por los ojos de los demás
En muchas ocasiones no sabemos si otro conductor nos ha visto, por lo que a veces podemos asegurarnos de que nos han visto mirando a sus espejos retrovisores y buscando el contacto visual. Ese rápido cruce de miradas nos confirmará que nos ha visto; y él también será consciente de que nosotros sabemos que nos ha visto.

8. Mirar a través de otros coches
Mirar a través de los parabrisas de los vehículos que nos preceden puede ser una buena manera de anticiparnos e interpretar para obtener más información.

9. Las “zonas oscuras”
Lamentablemente existen objetos y situaciones que por mucho que queramos verlas se escapan a nuestro ángulo de visión. El más común es el denominado “ángulo muerto” de los retrovisores, que es la zona que no alcanzan a reflejar por el propio diseño del coche.

10. Los destellos
Los que viven al oeste de su lugar de trabajo saben bien que por las mañanas se encuentran con el amanecer de frente; y que por las tardes también regresan a casa con el sol en la cara. Para tener la mejor visibilidad posible en esas situaciones es clave llevar gafas de sol, tener el parabrisas limpio y sin desperfectos ya que estos provocan peligrosos reflejos que dificultan la visión. Cuando llega la noche un deslumbramiento puede cegarnos y ser muy peligroso. En esas situaciones, lo primero es no mirar directamente a la fuente de luz, y dirigir la vista hacia una referencia que nos permita seguir circulando sin salirnos del carril.

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